Con tus manos te llevas mi alma,
mi sombra y la gloria de nuestros suicidios,
mi piel quemada y mis ojos secos.
Cómo me hubiese gustado verte ayer
cuando en mi abrazo sostenía tu cruz,
cuando detenía con mi boca tu sangre,
cuando eras parte mia...
Con tus ojos te llevas mis lágrimas,
mi secreto y mi sueño de muerte,
el hermoso camino de la tortura,
el mar de agujas, de moscas y de sangre,
el mar de lanzas, de gusanos y lágrimas,
el mar de ángeles y demonios aun latiendo,
el mar de mares...
Hubiese dado mi último latido,
te hubiese dado todos mis gritos de dolor,
hubiese descubierto mi espalda para tus armas,
te hubiera dado mis ojos para que me encuentres,
mis manos para que me mates...
Prefieres dejarme como un fuego dormido...
Con tus manos te llevas mi alma.
El resto queda a merced de los vientos de guerra...
En esta cruz te espero...-
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